Pedro llegó un día a la oficina de la universidad, eran las diez de la mañana, nos pusimos al trabajo, organizábamos la caminata mariana; le pregunte: “Que tal la U?” y con su hermosa sonrisa y entre complicidad y en serio me responde; “Bien, sólo que eso me quita tiempo para la pastoral”. Me impactó mucho su respuesta. Se supone que el centro de la vida de todos es el estudio, pero para Él era la pastoral.
Pedro estudiaba comunicación social, le gustaba escribir canciones que hablaran sobre la relación que tenía con Jesús, esta carrera le abría muchas puertas porque en Él era innato su talento en el canto y su vida en el escenario. Sus rasgos físicos eran muy atractivos.
Les cuento ahora sobre este joven que falleció hace seis años atrás en un accidente de tránsito, muy lamentable, porque haberlo conocido y trabajado con Él fue una experiencia muy linda; sabía lo que los jóvenes necesitan para acercarse a Dios y me exigía que buscara la forma de hacerlo.

Acercarse a Jesucristo, el siempre joven, es ahora más que nunca una urgencia. – ¿Pero cómo un joven se acerca a Dios?
La iniciativa del Encuentro con Jesús la tiene Él mismo.
Sin embargo, la primera pista para vivir este reto es dejar que las preguntas que están acalladas en el fondo de tu vida salgan a la luz. ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? ¿Qué es la felicidad?
La segunda pista es confrontar las dudas de tus respuestas con la Vida y Palabra de Jesús. “Yo soy la vida, la verdad y el Camino” cfr. Jn 14,6. La Vida en Jesús significa que para tenerla en abundancia hay que donarla;
si quieres sentirte amado, ama con todo tu corazón;
el perdón lo recibes cuando lo das; la alegría la tienes cuando ves sonreír a aquel que está sufriendo como lo hizo Jesús en la Cruz. La Verdad es asumir la realidad personal, toda la historia con sus luces y sus sombras; abrazar los padres y la familia, la cultura y situación coyuntural, porque todo se nos es dado, nada lo tenemos por nosotros mismos, la misericordia de Dios nos hace humildes.
El Camino es abrir el corazón y la cabeza a los valores del Evangelio para hacer realidad el Cielo entre nosotros; de modo que el centro de las decisiones será lo que el Espíritu Santo te impulse. Así cuando sientas ansiedad o miedo la fortaleza de Jesús en la Cruz te sostendrá y te llevará a vivir aventuras en la Iglesia, cuando tengas tristeza o desánimo la urgencia de anunciar lo grande del Señor te hará olvidarte de ti mismo y te convertirás en discípulo misionero.
Y la tercera y última pista es encontrar amigos y/o compañeros que vivan lo que tú estás viviendo; este camino es de hermanos; sentirte acompañado hará la Cruz más liviana y la esperanza activa.
Pedro insistió en encontrar el camino para presentarles a Jesús. Espero que cada uno encontremos el modo de vivir este Encuentro; el cual nos transforma en personas nuevas, en personas cuyo centro no es lo que alguien dice; sino en quienes han encontrado el Sentido a la vida.
Hna. Cecilia Ojeda G. mfj
4 abril de 2022.